El término fue acuñado por primera vez en 2014. Junto a los grises, los de sombrero negro y los de sombrero blanco forman el universo hacker.
Sombrero Blanco

Los hackers de sombrero blanco buscan, descubren e investigan agujeros de seguridad en el software. Son, para entendernos, los buenos. Cuando descubren una vulnerabilidad la notifican a la empresa o la hacen pública para que así el agujero pueda ser parcheado. Son altruistas, ya que su motivación es la de buscar, localizar y arreglar los posibles fallos de seguridad en el código. Suele decirse que los hackers de sombrero blanco se conforman con el agradecimiento de la empresa cuyo software parchean y que en casos excepcionales aceptan una camiseta o un bolígrafo de la marca.
Normalmente son contratados por compañías de ciberseguridad y especializas en antivirus. También suelen ser los reyes de la fiesta cuando gigantes como Microsoft o Google organizan concursos para descubrir vulnerabilidades en su código.
Sombrero Negro

Malware, exploits, gusanos, troyanos, etc. Este grupo de hackers son los malos de la película. Buscan las fallas de seguridad del software y las aprovechan en su propio beneficio. Si encuentran un código cerrado, lo abren por la fuerza. Si tienen un software entre sus manos lo inspeccionan una y otra vez hasta que encuentran el agujero por el que entrar e insertar exploits o llevar a cabo ataques de día cero. Son esa gente que roba datos, contraseñas, emails, números de tarjeta de crédito o tus claves de acceso al banco. Luego comercian con esa información.
Sombrero Gris

Quizás sean los más interesantes, ya que transitan entre los dos anteriores. No son tan malos como para robar tu número de tarjeta de crédito y dejarla seca pero tampoco son tan altruistas como para no esperar nada a cambio si descubren un agujero de seguridad en un software. Lo que sí hacen es buscar y descubrir fallas en el código que más tarde saben que podrán vender a los gobiernos, servicios de inteligencia, militares o la policía.
Hay compañías que se dedican profesionalmente a buscar agujeros de seguridad para luego negociar con gobiernos y agencias de inteligencia. Son grises porque, a diferencia de los blancos, que cumplen un servicio público, estos negocian con gobiernos.
Y ya se sabe que no todos los gobiernos protegen los derechos y libertades de sus habitantes: los hay que espían a disidentes políticos o que vigilan a sus propios ciudadanos. Hay otros donde las garantías constitucionales no existen y en los que puedes ir a la cárcel por hacer algo que en tu país se considera legítimo.
Fuente: www.eldiario.es